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lunes, 1 de julio de 2013

SEXUALIDAD 2.0

Pues todo apunta a que las mujeres también somos seres sexuados... ¡y desde que nacemos! Como los hombres.
Durante muuuuucho tiempo, y como consecuencia de una cultura patriarcal donde los actores protagonistas son los hombres, sus deseos y apetencias, a las mujeres se les ha negado cualquier deseo sexual, la capacidad de excitarse y el placer. Que torpeza...
Durante demasiado tiempo, se les ha adjudicado a las mujeres un papel pasivo en lo referente al sexo: la iniciativa para comenzar una relación sexual era cosa de hombres (pobre de la mujer que mostrase algún interés por el tema... ¡a la hoguera!) porque una mujer no sentía esos impulsos ni tenía esas necesidades; una mujer tenía que someterse al deseo de su marido, sin importar sus apetencias (porque se supone que no las tenía); los encuentros sexuales se limitaban al coito y concluían con la eyaculación del hombre, el disfrute y el orgasmo de la mujer eran temas que ni se planteaban. En definitiva, la mujer era un auténtico angelito, es decir, un ser asexuado.
Y que cómodo para los hombres, sólo se tenían que preocupar de ellos. Además, como las mujeres no tenían ningún impulso sexual ni ninguna necesidad "carnal", se aseguraban mujeres vírgenes, "a estrenar",hasta que se casaban con ellos (aunque ellos estuviesen ya "usados") y que no tuviesen ninguna aventurilla fuera del matrimonio. Tan instaurado estaba este modelo de mujer, que terminó castrando la sexualidad femenina. Las mujeres no se permitían el derecho de desear, de sentir ni de gozar.
Más tarde se descubrió que las mujeres también tienen ciertos deseos y hasta orgasmos...¡¡¡EUREKA!!! Pero el planteamiento sigue siendo erróneo y sesgado. Tanto el deseo como el disfrute de la mujer siguen supeditados al hombre, dependen de él. Es el hombre el experimentado y el que tiene la "barita mágica" y la mujer una mojigata que espera a su liberador. Pero lejos de liberar, este planteamiento acarrea presión y frustración a hombres y mujeres. A los hombres se les responsabiliza de la sexualidad de las mujeres (desconociendo, por completo, de que va el tema) y las mujeres se quedan frías cuando, ¡por fin!, caen el brazos de un hombre... y ni fú ni fá... Durante mucho tiempo, este modelo se consideró el válido y definitivo. Realmente se creyó que se igualaban a hombres y mujeres en lo referente al sexo. Pero las vivencias y los sentimientos individuales no avalaban esa idea. La frustración de las mujeres trajo consigo el maldito y archiconocido "dolor de cabeza" y el verbo "fingir", y la imposibilidad de los hombres de satisfacer a las mujeres "como tiene que ser" la idea de que los hombres desean más, los hombre necesitan más (idea que, todavía hoy, está muy extendida).Y todas estas ideas mezcladas, trajeron inseguridades y disfunciones.
La gran revolución sexual de la mujer llegó con la siguiente idea: LA MUJER ES DUEÑA Y RESPONSABLE ÚNICA DE SU SEXUALIDAD, DE SU DESEO, DE SU PLACER, DE SUS ORGASMOS. Las mujeres no necesitan esperar al hombre que les enseñe lo que es bueno, ellas solitas descubren su cuerpo, sus sensaciones, encuentran lo que les gusta y, si quieren, lo comparten con otra persona. Una mujer se masturba, decide si tiene o no relaciones sexuales con otra persona y pide lo que le gusta. Este si que es un verdadero avance en el pensamiento.
Llegad@s a este punto, deciros que no está todo hecho. Todavía hoy, se sigue considerando una fresca a la mujer que tiene relaciones sexuales con diferentes personas, se sigue esperando un megaorgasmo cuando el hombre aparece con su "barita mágica" (que puede llegar o no), se sigue justificando o viendo con cierta condescendencia que un hombre eche una canita al aire (porque siente una necesidad irrefrenable, va con su naturaleza) y se criminaliza que lo haga una mujer ("viciosamalamujer"), los hombres hablan y presumen de su ritmo masturbatorio y las mujeres hasta niegan hacerlo, etc, etc, etc... Y estas diferencias entre mujeres y hombres se siguen justificando con una base biológica cuando, en realidad, es un aprendizaje puro y duro. 
A ver si nos queda claro: las mujeres deseamos, las mujeres sentimos placer, las mujeres buscamos un encuentro sexual cuando nos apetece, las mujeres pedimos lo que nos gusta... ¡¡¡COMO LOS HOMBRES!!!
¡Desechemos los modelos desfasados en blanco y negro y construyamos modelos 2.0 a todo color!

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