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viernes, 14 de junio de 2013

SER FELIZ ES MÁS QUE NO ESTAR TRISTE

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), salud es el estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de enfermedad.
Podríamos hacer una analogía con la felicidad: estado de bienestar, de compromiso, de satisfacción, de alegría, de lucha, de dolor (ufff!!! muy complicado esto de definir la felicidad...) no sólo ausencia de tristeza.
Y es eso precisamente, los procesos que subyacen a las cualidades y emociones positivas del ser humano, lo que estudia mediante una metodología científica la Psicología Positiva.
Estamos acostumbrados a que la Psicología trate patologías, resuelva problemas y conflictos, etiquete un determinado malestar,... Pero desde la Psicología Positiva se estudian las claves, no sólo para no estar triste, ansios@ o deprimid@, sino para ser feliz. Completa y amplía la visión y la actividad de la psicología tradicional. Desde esta nueva perspectiva se estudian diversas áreas como la esperanza, la felicidad, las fortalezas del carácter, los valores, las relaciones positivas, la resiliencia,  etc... Todo lo que esperamo, vamos.
Pero no debemos confundir psicología positiva y pensamiento positivo.  El pensamiento positivo es una corriente que ha dado lugar a numerosos libros de autoayuda y la psicología positiva es una ciencia. Un pensamiento positivo, optimista, no nos llevará obligatoriamente a tomar la mejor decisión para nuestro bienestar (sí es cierto que una actitud positiva y optimista en la vida te hace estar más motivad@, más ilusionad@, te hace sentir más capaz, ver lo malo no tan malo, ... y en general eso es algo bueno). Hay ocasiones en las que el exceso de optimismo puede ser contraproducente y es necesaria una visión más real. Unos ejemplos clarísimos: un pensamiento positivo podría ser que conduces muy bien, confías en tu destreza al volante y por eso no pasa nada si vas a 180 km/hora; o que eres una persona suertuda, vas a un casino, y como la suerte está de tu lado juegas arriesgando en exceso. El primer caso te puede llevar a la muerte y el segundo a la ruina... Creo que era necesaria esta aclaración para saber bien de lo que os voy a hablar y de lo que no.
Y una vez hechas las presentaciones de esta nueva perspectiva y su objeto de estudio, la pregunta obligada es:
¿QUÉ HACE QUE UNA PERSONA LLEVE UNA VIDA PLENA Y DIGNA?
Según ciertos estudios, un factor determinante en la satisfacción y bienestar de la vida en pareja es la reacción de la otra persona ante una noticia positiva, más que ante una negativa. Una respuesta activa-constructiva ("¡Qué bien, como me alegro!") aumenta el compromiso y la satisfacción en la pareja. Sin embargo, un respuesta activa-destructiva ("No será bueno para tí") o una pasiva-destructiva ("... pues hoy yo fui a...") fomenta el malestar. Yo lo hago extensible a cualquier relación personal.
Otra de las conclusiones de estos estudios están relacionadas con el trabajo (tan escaso y precario en este tiempo, esto explica tantas cosas...). El trabajo que se realiza es una fuente de sentido y propósito en la vida, siempre que el trabajo te guste y te haga sentir bien. Si no es así... casi tod@s conocemos las consecuencias...
¡¡¡ATENCIÓN!!! El dinero te hace sentir bien hasta que se cubren las necesidades básicas, a partir de ese momento sólo se obtendrá gratificación si se gasta en los demás (el problema es que, hoy por hoy, un bolso x y una tele y se han convertido en artículos de primera necesidad a fuerza de comernos el coco). ¿Quién no ha sentido la satisfacción de invitar a los colegas a unas cañitas? Mucho más divertido que tomarte 10 un@ sol@... ¿verdad?
¿Sabéis cual será el mejor día de vuestra vida según estos estudios? El día que os sintáis competentes, autónomos y conectados con los demás (esta idea ya os la expresé, más o menos, en otro post: acaba el día habiendo hecho algo que te haga sentir bien, aunque sea sólo una cosa).
Se desprende, también, de estos estudios, que hay actividades que te hacen sentir bien en pequeñas dosis (ir de compras, comer,...) pero no dan una felicidad a largo plazo. Las experiencias óptimas son aquellas que generan un estado en el que la persona está tan absorta en lo que hace que se olvida de todo, incluso de sí misma, sumergida en un estado de creatividad y felicidad que le produce una gran alegría. Suelen ser experiencias complejas, que requieren de toda nuestra atención pero que nos vemos capaces de realizar. Es decir: nunca encontraremos la felicidad en la pasividad, sino en la actividad. Será en el momento en el que, con esfuerzo y dedicación, estemos construyendo nuestra vida, cuando encontremos la felicidad. Estas experiencias requieren de un orden en nuestra conciencia, controlar qué entra en ella y no dejarla deambular sin más. Decidir a qué objeto se presta atención, centrarnos en ello y evitar que afloren contenidos indeseables (¿Parece complicado eh? Es que no es fácil, pero con tenacidad y trabajo se consigue... las consignas de siempre que son las que funcionan). Encontrar el disfrute en un@ mism@, sin depender de lo que nos ofrece el exterior, controlar nuestras experiencias y encontrar recompensas en las pequeñas cosas del día a día, son la clave.
Está demostrado que algo tan simple como mostrar gratitud, dándonos cuenta de lo bueno que tenemos en la vida, mejora el bienestar, la autoestima, incrementa las conductas éticas, genera felicidad,... ¡Razones más que suficientes para probar!
¿Queréis más evidencias de la importancia de la Psicología Positiva y de todo lo bueno que  puede aportar a nuestras vidas?
Pues ahí va la guinda: la felicidad trae más felicidad y, cuantas más emociones positivas se experimenten, más tiempo viviremos... ¡y mejor!

Pongámonos manos a la obra y dejemos de conformarnos con no estar tristes para ser realmente felices.

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